Javier Valderrama y Toni Hernández de Velvet, Premio Segundo de Chomón 2024 de la Academia de Cine
La Junta Directiva de la institución reconoce a los fundadores de la empresa Velvet por su gama de luminarias para rodajes, con las que han trabajado en más de 50 países
Javier Valderrama y Toni Hernández, directores de fotografía egresados de ESCAC, inventaron en 2015 unas luces para rodajes de cine fabricadas con LED, las primeras del mercado español y exclusivamente destinadas a iluminar en cine y televisión. Fundadores de la empresa de luminarias Velvet, Hernández y Valderrama han sido distinguidos con el Premio Segundo de Chomón 2024, reconocimiento que la Academia de Cine concede a empresas o personas cuyas aportaciones técnicas contribuyen al desarrollo de la industria cinematográfica.
Con la intención de facilitar el trabajo a los directores de fotografía y técnicos en los platós, diseñaron, desarrollaron, fabricaron y comercializaron una gama de luminarias con las que llevan trabajando en estudios de televisión y casas de alquiler, en más de 50 países, y en rodajes de todo tamaño y condición.
“Es una enorme sorpresa y una inmensa satisfacción que se hayan acordado de nosotros para este premio que compartimos con el equipo de Velvet. Si hubiésemos nacido en Estados Unidos, la historia comenzaría en un garaje, al ser en España, comienza en un polígono industrial de las afueras de Barcelona. En estos momentos, nos acordamos de todos los que creyeron al principio en nosotros, sin su confianza no estaríamos aquí hoy”, señalan los premiados.
La sociedad de la nieve, Saben aquell, As bestas, Superlópez, La novia, Las chicas están bien, Elisa y Marcela, Quien a hierro mata, Toro, La cima, Alacrán enamorado, Un monstruo viene a verme, El cuerpo y Mi querida cofradía; y las series Berlín, Fariña, Las chicas del cable, La Unidad, La catedral del mar, Vivir sin permiso, Machos alfa, Élite y las estadounidenses Dexter y Homeland –la compañía tiene sucursal en Los Angeles–, son solo una pequeña muestra de las películas y ficciones de televisión, nacionales e internacionales, que han utilizado las diferentes líneas de Velvet.
Sus responsables entienden el Segundo de Chomón como “un gran estímulo para continuar investigando y tratar de continuar aportando en esta industria que ha cambiado tanto en los últimos años. La velocidad a la que se suceden las innovaciones y la revolución que ha supuesto que la electrónica de consumo haya llegado tanto a la iluminación, como a las cámaras, las ópticas, la postproducción o a cada uno de los diferentes departamentos que hacen posible una producción audiovisual, nos tiene inmersos en una espiral de vértigo, a lo que ahora hay que añadir el desigual juego que se produce con la llegada de los fabricantes asiáticos”, señalan.
El deseo de Toni Hernández y Javier Valderrama, que recogerán el premio el próximo 9 de abril en la sede de la Academia, es seguir dirigiendo “una empresa orgullosa de fabricar en España y de aportar riqueza y conocimiento en nuestro entorno, a la vez que tratamos de reducir nuestra huella de carbono y minimizar el impacto en el medio ambiente –todos los equipos Velvet están fabricados con aluminio reciclado y sus luminarias duran y se pueden reparar con un coste bajo–. Un equipo que dura es un equipo sostenible”, afirman.
En ediciones anteriores, este trofeo a las aportaciones técnicas ha recaído en los hermanos Alfredo y Andrés Vallés, Juan Mariné, Emilio Ruíz del Río, la familia Valero, Luis Castro, Julián Martín, Josep A. Esteve Torres, Santiago Gordo, Ricardo Navarrete, la empresa madrileña Next Limit Technologies, la veterana peluquera Antoñita, viuda de Ruíz, el Archivo Val del Omar, la compañía de postproducción SGO, Juan José Mendy Igoa, José María Queraltó, Solid Angle –compañía desarrolladora de Arnold, tecnología de síntesis de imagen fotorrealista–, Alfredo Díaz, ‘Fredy’, y Sergio Pablos.
Este premio de la Academia lleva el nombre de Segundo de Chomón (Teruel, 1871–París, 1929) uno de los grandes pioneros del cine fantástico y de animación. Sus numerosos trucajes e ilusiones ópticas aparecieron en superproducciones europeas y exploró las posibilidades del stop motion. Dirigió cortos y trabajó para la que fue la productora más importante del mundo a principios de siglo: La Phaté Fréres. El genio turolense estuvo durante mucho tiempo a la sombra de Méliès, a cuyas órdenes coloreó las películas a mano, fotograma a fotograma.