La fotografía de Julien Poupard AFC en ‘Los Indeseables’
La nueva película en los márgenes de Ladj Ly está ya disponible en streaming
Representada por la inaugural obra de culto de Mathieu Kassovitz El odio (1995), en el Cinéma de la Banlieue, corriente cinematográfica francesa surgida de los suburbios como plataforma para las voces marginadas, se inscriben películas más recientes ambientadas en las cités (complejos franceses de viviendas sociales), como La clase (2008, Laurent Cantet) o Divines (Houda Benyamina, 2016). Posiblemente porque Julien Poupard fotografió esta última, el productor de Los miserables (2019) le puso en contacto con Ladj Ly para que se encargara de la dirección de fotografía de aquel filme y, más tarde, también de Los indeseables, que ya se puede ver en plataformas de streaming en nuestro país.
ENTREVISTA A JULIEN POUPARD, AFC, DIRECTOR DE FOTOGRAFÍA
Los Miserables compitió en el Festival de Cannes en 2019, donde logró el Gran Premio del Jurado y su director de fotografía, Julien Poupard, ganó el Premio CST al artista-técnico del certamen francés. «Cuando, antes de rodar Los Miserables, Ladj y yo nos conocimos, hablamos intensamente sobre películas como, por ejemplo, Bloody Sunday, de Paul Greengrass (2002)”, recuerda Poupard. “Más tarde me fui con él y con nuestro productor a localizar la película a un suburbio, donde contemplamos cómo Ladj conocía a todo el mundo en esa zona. Entonces, me di cuenta de que esa sería la primera vez que podría rodar algo desde dentro, con el beneplácito de toda la gente que allí habitaba, dispuestos a darlo todo para facilitarnos el rodaje”.
Los Miserables tuvo un abrumador éxito de público y de crítica, con reconocimientos como el Goya a la Mejor Película Europea y su nominación a Mejor Película en Lengua Extranjera en los Oscar. Cuatro años después, el máximo exponente de la Escuela Kourtrajmé -que exportó, durante un tiempo, al barrio madrileño de Vallecas- reúne de nuevo a su equipo habitual para rodar Los indeseables, que bien se puede considerar una continuación de su discurso. “Ladj quería enfocarse aquí en lo que en Los Miserables estaba fuera de cuadro”, explica su director de fotografía.
También a nivel formal, Julien nos cuenta que “Ladj quería un enfoque diferente en Los indeseables, porque no estamos contando lo mismo: en Los miserables hacemos una inmersión con la policía y estamos muy cerca de ellos. Los indeseables es más barroca”, diferencia Julien. “Además, Ladj quería mucho movimiento. Rodamos con steadicam para que no fuera en absoluto una imagen estática”.
En efecto, mientras en Los miserables se hablaba de la brutalidad policial, Los indeseables aborda temas como la vivienda social o la corrupción política. Ladj Ly conoció de primera mano el plan de rehabilitación urbana del que se habla en la película y cómo este afectó a los habitantes de estos barrios. Por ello, la aproximación a la historia y al espacio tiene aquí un enfoque más ‘arquitectónico’ y hay un deseo de ubicarnos espacialmente, algo que se aprecia desde el principio con el plano aéreo de apertura. “En Los miserables, nuestra perspectiva estaba en la policía; por lo que era una cámara más inestable, rodaba cámara al hombro mientras controlaba el zoom para darle una sensación orgánica y de inmediatez”, recuerda el director de fotografía. “Por el contrario, en Los indeseables usamos la cámara Alexa 35 y la combinamos con zoom Angenieux y lentes fijas Leitz Summilux”, nos detalla. “En esta película queríamos trabajar más sobre el movimiento en los espacios, y usar sobre todo steadicam y dron, porque queríamos fotografiar la arquitectura como un personaje más. Por eso, las tomas rodadas con el dron, como la de inicio, eran muy importantes para nosotros, porque son como una especie de mapa de la cité, a la que vemos durante todo nuestro recorrido, hasta que termina con el personaje principal”.
Para reforzar la temática más política de esta historia, quisieron integrarla en la manera de filmar los espacios, ya fueran las escaleras de los edificios o los pasillos del ayuntamiento, y sentir lo que estos expresaban sobre la jerarquía del poder. “Elegimos rodar con una distancia focal larga, porque nos obligaba a poner la cámara firme y pensar la puesta en escena con antelación. Pero también queríamos mantener una gran libertad y poder jugar con lo inesperado”. Por ello, rodaron la mayor parte de la película con un zoom 24-290mm que permitía distancias focales largas y “nos daba la posibilidad de rodar sin previo aviso, buscando acción al margen”. Del mismo modo, Ladj quiso añadir movimiento a todas las escenas de discusiones, construyendo planos secuencia coreografiados, pero manteniendo también la espontaneidad y la discreción.
Héroes de la cité
Los indeseables alude a situaciones reales como las de Montfermeil (donde vivió el director) o Clichy-Sous-Bois, pero la película se sitúa en una ciudad ficticia llamada Montvilliers y la acción transcurre mayoritariamente en un bloque concreto de viviendas. Sobre el proceso de búsqueda de localizaciones, el director de fotografía nos cuenta que volvió a suponer un proceso de inmersión en el ambiente: “Este también era un lugar donde Ladj había vivido y donde todos estaban dispuestos a facilitarnos las cosas”.
En la película asistimos a la impotencia de Haby (Anta Diaw) y Blaz (Aristote Luyindula), dos personajes que se convierten en símbolos de dos formas distintas de expresar el malestar social en estos barrios: la organización política y la violencia. “Son dos actitudes que se suelen ver en las cités. Por un lado, hay jóvenes que creen en la institución política, son más optimistas y piensan que van a cambiar las cosas siguiendo sus reglas. Pero también hay gente a la que no les gusta, no creen en el sistema y son más pesimistas”, expresa Julien. “Cuando estábamos localizando, conocí a Siaka, un amigo de la infancia de Ladj que es el pilar del barrio. Conoce a todo el mundo, ofrece servicios, conecta a la gente y gestiona los problemas de los residentes… Un día le dije: “Siaka, eres el alcalde real de Clichy-sous-Bois”. Ladj quería hablar de esta nueva generación de gente salida de los barrios periféricos que empieza a interesarse por la política y también de aquellos que siguen teniendo el poder, pero que ya no entienden nada de estos mundos”.
Investigando las pieles
Haby, el personaje principal, es una activista que trabaja en una asociación y que decide presentarse a las elecciones municipales para combatir la corrupción política. El personaje progresa en la historia a través de una interpretación que se encuentra principalmente en su mirada, que nos muestra una cámara observacional que apunta a su rostro, lo que permite al público presenciar su determinación mientras el alcalde impone cada vez más castigos contra sus electores más pobres. “Para mí, al principio fue muy importante encontrar una buena LUT que mostrara bien las pieles. Estaba rodando en bleach bypass con la Alexa 35, pero necesitaba darle espacios de color para que la imagen no quedara tan dura, tan simple. Así que hice muchas pruebas a los personajes con diferentes tonos de piel negra para encontrar la manera de mostrar la saturación en las luces bajas, hasta que di con una LUT que me daba un buen resultado, aunque luego usé la misma LUT para pieles blancas y negras. En realidad, aunque para cada película hago pruebas, hace tiempo que encontré una LUT con un look muy cinematográfico que mantengo, con variaciones, en todas mis películas”, confiesa Poupard. Para este rodaje, se trabajó primero con la LUT Fujichrome bleach y después con la herramienta Look Development de Baselight llamada Chromogen, y el resultado es un look extremadamente rico en los diferentes tonos de piel negra. “Era mi obsesión al principio del rodaje. Creo que Abby tiene un tono de piel con muchos detalles y, para mí, lo más importante era encontrar la manera de rodarla”.
La paleta de la película se completa con rojos, marrones, naranjas muy saturados en interiores y contrastados en las noches. “En nuestras primeras conversaciones, Ladj me dijo que quería que se sintiera la dureza del invierno en los suburbios y, por tanto, debíamos mantener una imagen fría en los exteriores”, dice Julien. “En los interiores del edificio, sin embargo, la imagen es más cálida, porque, aunque vivir en este lugar es muy duro, sus habitantes son gente muy generosa que se ayuda entre sí. Era importante para nosotros hablar a través de la imagen de cómo esas personas actúan en comunidad para mejorar su vida en ese lugar”.
Apagando fuegos
Tras los créditos iniciales, aterrizamos con un dron a la cité y entramos dentro del edificio y de uno de los apartamentos, donde un velatorio está teniendo lugar. Es la abuela de Haby. Después, los vecinos bajan su ataúd por las escaleras, sin apenas luz. Esta secuencia recuerda a las escenas finales de Los Miserables, donde se maximizan las tensiones basadas en la claustrofobia de los espacios reducidos en estructuras abarrotadas. “Esta secuencia se rodó con dos cámaras, una en cada extremo de las escaleras, y pusimos una pequeña luz en cada escalón, imitando las luces de los móviles”, explica el director de fotografía. Como a Ladj Ly le gusta mucho el estilo documental, y este edificio estaba vacío (a la espera de ser derrumbado, curiosamente), el equipo visitó edificios parecidos para imitar su iluminación, que Poupard consiguió sobre todo con tubos Astera, pero también mucha iluminación práctica.
Entre la producción de Los miserables y Los indeseables, Ladj Ly coescribió Atenea (2022) junto a Elias Belkeddar y Romain Gavras, película que fue dirigida por este último y fotografiada por Matthias Bouchard con un enfoque fotográfico muy diferente, cercano al ejercicio de estilo. Julien Poupard nos confiesa que “al principio del proyecto, Ladj me dijo que no quería hacer algo tan efectista como lo que había hecho Romain; él quería simplicidad, quedarse cerca del actor. También quería moverse muy rápido, y para eso tienes que ser muy ligero en tu equipo de cámara, de luces, de grip. Nuestro enfoque es muy diferente al de Atenea”.
En Los indeseables, el fuego se utiliza como símbolo en varios momentos de la narración, así como también los reflejos en los rostros. En una de las primeras secuencias en exteriores, los vecinos colocan el ataúd de la abuela de Haby en la camioneta y comienzan a seguirla en procesión, mientras la luz de los faros del auto se refleja en los rostros de las personas que caminan detrás de la camioneta; también, en la escena exterior/noche en la que Haby y Blaz queman el cartel del proyecto de construcción, el fuego -real- se refleja en sus rostros. “Cuando el cartel estaba ardiendo, intentamos tener un bokeh importante, porque queríamos sentir la ciudad en la toma. Ese cartel que queman es, en realidad, una metáfora de la cité”.
Del macrocosmos al microcosmos
Con el foco en el espacio, en la arquitectura, era muy importante el uso de drones y grúas, como en la secuencia inicial. “Este plano crea mucha tensión al empezar la película: vemos la torre, nos acercamos y, más tarde, estamos rastreando desde dentro del edificio”, nos explica Julien Poupard. “Ese plano está rodado con dron hasta que llegamos al interior y, en ese momento, hay un corte a través del cual pasamos a steadicam para empezar a movernos por el interior del edificio”. Esta secuencia dialoga con la escena central de la película, donde la cámara también recorre el edificio durante su evacuación. “Quisimos crear una situación distinta cuando todos los vecinos desalojan la torre, y para ello planteamos un gran plano general con grúa”, cuenta el DP. “En esta película tenemos, por un lado, tomas muy cercanas a los personajes y, por otro, grandes tomas desde drones o desde grúas que se pueden comparar a la observación de un microcosmos, que es este universo de personas”.
Aunque muchos han comparado esta secuencia del desalojo masivo del edificio, donde decenas de personas bajan y suben escaleras, transportan muebles o tiran desesperadamente sus pertenencias personales por las ventanas mientras la policía derriba sus puertas, con la secuencia del gueto en La lista de Schindler (Spielberg / Kaminski, 1993) por el arte de su caos, Julien Poupard nos explica que al director le expulsaron del edificio 5 –de ahí el título original de la película, Batiment 5– de Clichy-sous-Bois hace unos años. “Por tanto, es un enfoque basado en sus recuerdos y en lo que nos contaban las personas que habían vivido algo parecido”. Decidieron rodar esta secuencia cronológicamente, comenzando con el “punto de vista de la policía para sentir con los personajes la violencia de este acto. Luego, encontramos a nuestros personajes”, explica Julien. “Todo se filma al hombro o en steadicam, de una manera íntima. Finalmente, seguimos a un vecino que arroja un colchón por la ventana y con la ayuda de una grúa descubrimos, esta vez desde arriba, el pánico de todos estos vecinos. Después del microcosmos, llega el macrocosmos”. Utilizaron una grúa SuperTechno 75 y con el dron del propio director de fotografía especificaron el movimiento correcto que debería llevar esta.
Acerca del proceso de postproducción de la película, Julien Poupard se refiere a la fase de corrección de color como un proceso muy rápido. “Como habíamos hecho muchos test antes y establecimos una LUT muy interesante, el etalonaje se hizo en tan solo 5 días, porque la mayor parte del trabajo se hizo antes y durante el rodaje. En sala solo trabajamos sobre algunas imperfecciones”.
Aunque a Ladj Ly le han ‘tirado los trastos’ para rodar fuera de Francia, el cineasta aún tiene muchas historias que contar dentro de este microcosmos de las cités. Su director de fotografía nos confirma que ambos tienen entre manos un nuevo proyecto que se rodará en 2025. “No puedo hablar de él, pero te aseguro que es muy interesante”. Esperemos que sea la tercera entrega de su trilogía sobre las historias de Banlieue, más necesarias que nunca.
Artículo publicado originalmente en la revista Camera & Light #128 (junio de 2024).
