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‘Las chicas están bien’: Un luminoso entremés romántico

22/12/2023

Entrevista a la directora de fotografía Sara Gallego

Tras una prolífica trayectoria como actriz y dramaturga -es una de las fundadoras del colectivo ‘La tristura’ y actúa a las órdenes de Pascal Lambert-, en la que ha trabajado en series como Vergüenza, y en películas como Las altas presiones, por no hablar de todos los papeles protagonistas que Jonás Trueba le ha encomendado, Itsaso Arana se estrena como directora con Las chicas están bien, película que le ha valido la nominación al Goya a Mejor Dirección Revelación. Producida por Los Ilusos Films y protagonizada por Bárbara Lennie, Irene Escolar, Itziar Manero, Helena Ezquerro y la propia Itsaso Arana -con Sara Gallego, a quien entrevistamos, como directora de fotografía-, la película es una gozosa experiencia cinematográfica e interpretativa, “creada desde la convicción profunda de que hacer cine es hacer avanzar la propia vida”, como dice la directora. 

AUTOR: SERGIO F. PINILLA

FOTOS: LOS ILUSOS FILMS

Un grupo de chicas se junta en una casa de campo durante una semana de verano para ensayar una obra de teatro. Mientras conviven, intercambian sus saberes sobre la amistad, la actuación, el amor, la orfandad y la muerte; con la secreta esperanza de que compartir nos hace mejores.

Itsaso Arana (en primer término) junto a Sara Gallego, durante uno de los momentos del rodaje 

Tras iluminar las muy originales, y recomendables, operas primas de José Corral (Contando ovejas), Omar Al Abdul Razzak (Matar cangrejos) y Alberto Martín Menacho (Antier Noche), la directora de fotografía Sara Gallego -con quien conversamos por su trabajo en El año del descubrimiento (ver Camera & Light #110)-, se encarga de la dirección de fotografía del debut de otra cineasta novel y reconocida actriz, como es Itsaso Arana. Proyecto de mujeres, delante y detrás de las cámaras, Las chicas están bien es una película de vitalidad contagiosa y de disfrute para los públicos de todos los géneros y edades, lo que también se traduce en las entusiastas respuestas que nos brinda la joven directora de fotografía, mientras trabaja en las localizaciones de su próximo proyecto.

ENTREVISTA A SARA GALLEGO GRAU, DIRECTORA DE FOTOGRAFÍA

¿En qué momento te incorporaste a Las chicas están bien como directora de fotografía? ¿Qué fue lo que Itsaso Arana pretendía de vuestra colaboración?

Itsaso me escribió porque tenían un proyecto entre manos y Santiago Racaj les había hablado de mí. En nuestra primera reunión me di cuenta de que la película ya estaba muy bien armada y estuvimos hablando del tono y compartiendo referencias. Inmediatamente me vinieron a la cabeza novelas que me encantan como Madame Bovary o El Amante de Lady Chatterley, y esa sensación de eterna insatisfacción con la vida que tenían sus protagonistas. También estuvimos hablando de directoras como Sophie Letorneur o Céline Sciamma y de películas como Un violento deseo de felicidad (Clément Schneider, 2018), La muerte de Luis XIV (Albert Serra, 2016) o Casa de tolerancia (Bertrand Bonello, 2011).

Me gusta mucho el contraste que tiene el Black Pro Mist en obras naturalistas porque tiene algo de fantasmal y melancólico, como si revisitaras el pasado

¿Cómo lograsteis esa naturalidad luminosa que se desprende de las imágenes? Tras ver la película, me vienen a la mente los cuentos estacionales, o las comedias y proverbios, de Éric Rohmer.

El rodaje tenía que ser muy sencillo y con un equipo pequeño, pero eficiente y rápido (Marina Tizón y Pedro Curtu en cámara y Andrea Sánchez de gaffer), por lo que mi objetivo fue aprovechar al máximo la luz natural, tratando de escoger bien las horas de luz para cada secuencia y reforzar esa luz natural solamente cuando era necesario. Viendo la película ahora con más distancia, obviamente hay algo de influencia de Eric Rohmer, sobre todo en el naturalismo y la sencillez de la puesta en escena, pero no hablamos mucho en la ‘pre’ de su cine. De hecho, destacaría mucho más como referencia el propio cine de Los Ilusos, en concreto las películas de Jonás Trueba. En nuestro caso, la ‘peli’ nació desde la urgencia de hablar de estas mujeres y de estos temas en un proyecto prácticamente autofinanciado y con unos medios limitados. Y, muchas veces, al ponerte ya esos límites, aparecen propuestas creativas que quizás no hubieras tenido en cuenta si hubieras tenido más dinero. En mi opinión, te obliga a arriesgar y experimentar un poco más, ya que te saca por completo de tu zona de confort, donde lo tienes todo bajo control y ya sabes el resultado de las cosas. Te anima, por ejemplo, a tomar la decisión de jugar con contraluces muy contrastados en las ventanas y en los que difícilmente los rostros llegan a tener lectura.

¿Dónde encontrasteis esa localización principal en la que viven las chicas y tienen lugar los ensayos de la obra de teatro?

La película se rodó en julio del 2022 entre Nistal y Seisón De la Vega, dos pueblos diminutos de León. En la vida real, el molino es la casa de Mercedes, personaje que también sale en la película, y a la que visitamos previamente en junio para localizar todos los sets y preparar bien el proyecto. Allí es donde hacen vida las actrices y donde rodamos toda la parte de las habitaciones, la cocina, el desván y algunos exteriores. La parte de los ensayos es un antiguo almacén y el pueblo que ellas van a visitar y al que luego van de fiesta es Nistal.

Las luces de la fiesta se configuraron con la colaboración del técnico de luces del evento y con la gaffer reforzando con un tubo astera en la mano por donde se movía la cámara

Lo que más me fascina de la película es esa atmósfera bucólica, como de novela pastoril, y esa comunión, tan delicada, con la intimidad de las actrices.

Conseguimos esa fórmula de rodaje de forma orgánica, desde el sentido común y la empatía. Ya desde el principio, y como te decía antes, Itsaso imaginó un rodaje con un equipo pequeño, de no muchas horas al día y con localizaciones cómodas para que todas estuviéramos trabajando a gusto. Eso generó un clima de rodaje muy familiar tanto para las que estábamos detrás de las cámaras como para las actrices. Es destacable, además, decir que éramos un equipo técnico formado en su mayoría por mujeres, lo que también nos ayudó para trabajar mejor desde la intimidad.

¿Con qué cámara rodaste la película y que tipo de luces empleaste para cada una de las localizaciones?

Casi toda la luz de la película es natural o diegética. En los exteriores hay rellenos negativos y positivos (con palios o con esticos directamente) y golpes con espejos. En los interiores día, sí necesitábamos más intensidad o mantener la continuidad durante un buen rato, por lo que metíamos más luz a través de las ventanas, mientras que de noche reforzábamos las bombillas de tungsteno de las lamparitas. Todo ello con LED para poder aprovechar la instalación eléctrica de las localizaciones. Rodamos con la Alexa Mini y las Cooke S2/S3, que te dan un poco de definición y esa textura suave, para apoyar la luz cálida y acogedora propia del verano.

La película se rodó con la Alexa Mini, y lentes Cooke S2/S3, generalmente anclada en un trípode, aunque también se buscaron otras soluciones de movimiento para determinadas secuencias

¿Usaste filtros?

Sí, un 1/8 de Black Pro Mist durante toda la película para tener algo de glow en las altas luces y suavizar todavía más la imagen. Me gusta mucho el contraste que tiene el Black Pro Mist en obras naturalistas, porque tiene algo de fantasmal y melancólico, como si revisitaras el pasado.

El Black Pro Mist se utilizó durante toda la película para tener algo de glow en las altas luces y suavizar todavía más la imagen

¿Nos puedes hablar un poco de la secuencia de los ensayos, en las que se presentan las actrices protagonistas?

Esa fue quizás la parte más intervenida de la película, porque necesitábamos que tuviera un tono más atemporal y fantasioso sin que dejara de ser realista. En este caso en concreto de las secuencias de ensayos utilizamos un ‘gorro’ cenital con un LiteMat Spectrum y 1/2 de Grid Cloth justo encima de la cama, y un Velvet Kosmos con jenball volado que íbamos colocando en función de los tiros.

Inmediatamente me vino a la cabeza esa sensación de eterna insatisfacción con la vida que tenían las protagonistas de Madame Bovary o El amante de Lady Chatterley

¿Cómo fue el trabajo de cámara con las actrices? ¿En qué rango de distancias focales os manejasteis?

Pues, sobre todo, rodamos con el 25, el 32 y el 40mm. Necesitábamos hablar de las protagonistas, pero también hablar del espacio en el que habitan. Ver sus cuerpos moverse y el conjunto que forman todas cuando pasan el rato juntas. No es una peli de primeros planos de rostros, sino de medios planos que dibujan cómo esas mujeres conviven y se relacionan. La mayoría de las veces están compartiendo plano y, cuando no es así, y están solas, las observamos con cierta distancia, sin querer invadir esa intimidad.

Como retratista y cinematógrafa, ¿qué destacarías de cada una de las ‘modelos’ de Las chicas están bien?

Más allá de la fotogenia de los rostros, que hay mucha, destacaría la verdad y la naturalidad con la que defienden las conversaciones, sin miedo a usar sus propias emociones y a exponer vivencias personales. Recuerdo ir a una primera lectura de guion con las actrices para grabarlas e ir observando esa fotogenia: sobre todo, lo que me impresionó fue la crudeza y la espontaneidad con la que leyeron los diálogos y lo emotivo que fue. Con la naturalidad de casi estar siendo ellas mismas. Creo que acabamos todas llorando. Un detalle que me encantó también fue que Itsaso había hecho una playlist en Spotify para acompañar la lectura del guion [que podéis escuchar en este enlace].

Helena Ezquerro, exhalando el humo de un cigarrillo, e Irene Escolar, en esta bucólica escena en la que la dirección de las miradas y de los volúmenes rompe con la línea del horizonte

¿En qué medida llevabais planificada la película y qué margen había para la improvisación en el set?

Itsaso y yo estuvimos trabajando en la pre con referencias que tenían una narrativa bastante marcada. Para el grueso de la película, estuvimos hablando de planos generales fijos en los que suceden muchas acciones, de coreografías internas en el encuadre y también de ‘paneos’ de cámara que terminan de definir los espacios. Todo con una puesta en escena sobria, casi invisible, pero con un tinte ligeramente teatral, porque en esas ocasiones parece que estás observando a las chicas desde la cuarta pared. Sin embargo, para las partes de los ensayos, vimos que nos podía funcionar bien un slider largo para conseguir un efecto mucho más ensoñador y de juego. 

En la foto de rodaje vemos a la gaffer Andrea Sánchez ajustando el Velvet Kosmos con jenball volado, así como el dispositivo escénico y de iluminación final de la secuencia

Pero la cámara también se mueve, acompañando a las chicas en sus paseos por el campo, o en las fiestas del pueblo…

Nos gustaba mucho la idea de romper estos estilos un poco formales en algunos momentos y mezclarlos con una cámara en mano que las sigue de una forma orgánica y fluida. La secuencia de la fiesta la rodamos de una forma casi documental, con las chicas entrando en la verbena y la cámara siguiendo sus pasos. Las luces del escenario las habíamos configurado con el técnico de luces del evento para que nos funcionaran y Andrea Sánchez, la gaffer, estaba escondida entre la gente reforzando esa luz con un tubo Astera en mano y colocándolo en función de por dónde me iba moviendo yo.

Para terminar, ¿nos puedes explicar cómo se desarrolló el proceso de corrección de color?

El color lo hicimos en El Colorado con Noemi Lallave, gran colorista y amiga. Fue un proceso relativamente fácil y rápido en el que Itsaso, Noemi y yo vimos en seguida qué tono pedía la película. Lo que hizo Noemi fue hacer varias pruebas de color en función de las referencias y las directrices que le dimos, y a partir de esas versiones elegimos la que más se parecía a lo que teníamos en mente y empezamos a trabajar desde ahí. Quisimos reforzar los tonos cálidos del verano y rebajar colores demasiado saturados para llevarlo todo más a tonos pasteles. En general, se trató de buscar un look que recordara ligeramente a un universo de cuento, pero manteniendo esa sobriedad y naturalidad en la imagen. El proceso nos llevó unas dos semanas y Noemi trabajó con DaVinci Resolve. 

Equipo técnico

Dirección y guion: Itsaso Arana

Directora de fotografía: Sara Gallego Grau

Gaffer: Andrea Sánchez

Directora de Arte: Laura Renau

Montaje: Marta Velasco

Colorista: Noemí Lallave

Sonido: Jorge Bergia, Álex F. Capilla, Nacho Royo-Villanova, Carla Silván

Entrevista publicada originalmente en Camera & Light 124 (septiembre de 2023). Las chicas están bien se puede ver actualmente en Filmin. 

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