‘Las niñas’, una mirada profunda, una voz propia
Entrevista a la directora de fotografía Daniela Cajías
Autora: Carmen V. Albert
Las niñas continúa la corriente iniciada por Carla Simón en Verano 1993, contando una historia autobiográfica sobre la infancia de una generación de niñas que nació en los 80 y creció en los 90 en nuestro país. Historias pequeñas contadas con mucha sutileza y gestos mínimos que revisitan el estilo de grandes referentes como Víctor Erice en El espíritu de la colmena, Carlos Saura en Cría Cuervos o el cine de Lucrecia Martel. La directora de fotografía Daniela Cajías nos cuenta en esta entrevista para la revista de la que os damos el siguiente avance cómo fue su aproximación a una historia contada en gran medida a través de la improvisación, donde lo más importante era lograr la intimidad necesaria para ayudar a la actuación de las niñas.
Foto de rodaje de Jorge Fuembuena, donde vemos a Pilar Palomero preparando el plano con la acrtiz Andrea Fandós, mientras la DoP Daniela Cajías opera la cámara.
ENTREVISTA A DANIELA CAJÍAS, DIRECTORA DE FOTOGRAFÍA
¿Cómo te involucraste en este proyecto?
A mí me llamó Valérie Delpierre, a quien conocí en la Berlinale de 2017. Siento que el cine que hace es muy cercano al que yo hago. Las dos competíamos en la sección Generation, yo con As duas Irenes (Fabio Meira) y ellas con Verano 1993 (de hecho, ganaron). Años después recibo este proyecto mientras estaba rodando en México una película. Desde allí hice un Skype con Pilar Palomero y todo fluyó. Me encantó el guion, pensé que era para mí. A Pilar le mostraron Las dos Irenes y le gustó mucho, porque también habla de dos niñas. De hecho, esta es mi tercera vez en Generation en Berlinale. Y las tres con películas de niñas que están pasando a ser mujeres.
Así que a los cuatro días de terminar la peli en México fui a Zaragoza a encontrarme con Pilar.
Las niñas cuenta la historia de Celia, una niña de 11 años que vive en Zaragoza en 1992 con su madre soltera y va a un colegio de monjas. Esta historia se cuenta desde su punto de vista. ¿Cómo ha sido trabajar con estas niñas?
Estoy muy orgullosa de ello, porque con los años he ido desarrollando técnicas para que estén cómodas conmigo y con la cámara. Por ejemplo, gran parte de la ‘pre’ la dedico a estar en los ensayos, poco a poco voy acercándome a ellas y, al final, en el rodaje, ni se dan cuenta de que estoy. Trato de que no vean la cámara. A mí me gusta trabajar desde el silencio y ayudarles a sacar esa actuación, porque el 60 por ciento va improvisado. Hemos grabado más de 100 horas de material y todo, excepto el plano de la moto, fue hecho cámara en mano.
Además, estás muy cerca de ellas…
Se trataba de lograr esa intimidad con la cámara, todo lo demás era secundario. Pero llegar ahí no siempre es fácil, y por eso cuido mucho el proceso. Por ejemplo, no hicimos pruebas de cámara al uso; sí hicimos algunas pruebas con la óptica para ver hasta dónde podíamos llegar, algunas pruebas de vestuario, de arte. Pero preferí destinar medio día a que las niñas vieran la cámara con la que íbamos a rodar y conocieran al equipo humano que iba a estar muy cerca de ellas durante el rodaje. Pusimos a las niñas en la clase y cada uno de los integrantes del equipo de cámara les iba explicando su ocupación y también para qué servían los equipos que cada uno manejaba, intentando que fuera ameno y se sintieran tranquilas con nuestra presencia.
¿Has operado tú?
Operé la cámara casi toda la película. Pilar, que, por cierto, estudió fotografía en la ECAM, operó en algunas secuencias en la etapa final del rodaje, donde era mejor que estuviera ella al mando, y Rafa Ayuso, el ayudante de cámara, operó el plano secuencia que era complicado, tenía un cambio de diafragma de 8 stops.
¿Cuál ha sido tu tratamiento en cámara del punto de vista?
Por un lado, es la manera de estar en el rodaje, centrada en Celia. Es una actitud, una mirada profunda. Tener mucha paciencia y estar todo el tiempo conectada con ella, casi desde dentro. Otra cosa que me parece que aporta en este sentido es el formato.
Sí, la relación de aspecto es una de las grandes apuestas. ¿Qué lo motivó?
Creo que es el aporte estético del que más orgullosa me siento, porque el día que me encontré con Pilar en Zaragoza le pregunté por la idea principal de la película, y ella me dijo que, aunque se llame Las niñas, va todo sobre Celia. Así que pensé que íbamos a estar bien cerca, con formato 1:37. Este formato también nos permitía poder seleccionar dónde queremos estar. Puedes seccionar la escena dentro de la improvisación e ir de un personaje a otro o hacia un detalle, dando opciones para montaje. Y, además, nos permitía estar centrados en ella. Por ejemplo, la escena final no sería lo mismo en otro formato.
Recuerdo esos planos. La película se enmarca en un prólogo y un epílogo que muestra el coro de las niñas: en el prólogo hacen playback, puesto que no tienen voz, y, en el epílogo, Celia rompe esa norma y alza su voz. En la secuencia inicial, además, hay una composición muy contrastada entre el blanco y el negro: el uniforme negro de las niñas juntas forma una especie de masa, lo que acentúa la metáfora.
Exactamente. El prólogo y el epílogo son fundamentales en la peli, y era importante sentir cómo Celia pasa de ser parte de la masa, casi impersonal, a ser una niña con consciencia de su individualidad. Pasamos de un plano general en el prólogo a un plano muy cerrado en el epílogo, donde vemos todo lo que le pasa por dentro a través de sus gestos. En un solo plano transita por un arco emocional muy amplio y profundo. Cada vez que lo veo me emociona, ¡Andrea es increíble!
Otro motivo para esta elección fue que nos acercaba a la época, donde teníamos una relación diferente a la de ahora con la televisión y veíamos el mundo en 4:3. También es un formato que nos permite estar muy cerca. Y para encuadrar es una maravilla, te permite otro juego.
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Equipo Técnico
Producción: Inicia Films, BTeam Pictures, TVE, Movistar+, Aragón TV
Dirección y guion: Pilar Palomero
Dirección de fotografía: Daniela Cajías
Dirección de arte: Mónica Bernuy
Gaffer: Raimón Bufí
Postproducción: Aaron Pedraza