‘Oh Canada’, un puzzle lleno de recuerdos
Entrevista al director de fotografía Andrew Wonder
Oh Canada, estrenada este 25 de diciembre tras su paso por festivales como Cannes, se siente como una de las obras más extrañas y valientes de Paul Schrader, que analizamos junto a du director de fotografía. Desbordante de sinceridad y desarrollada en tan solo 17 días de rodaje, se trata de una meditación sobre la memoria, ofreciendo una reflexión profunda sobre la muerte, la vida, el arrepentimiento, la culpa y el legado.
Un afamado documentalista canadiense concede una última entrevista a uno de sus antiguos alumnos para contarle toda la verdad sobre su vida. Una confesión filmada delante de su mujer.
Autora: Irene Cruz
En esta ocasión, Schrader busca simplificar aún más su estética habitual, presente en sus últimas películas, y comunicarse de manera más directa y sin filtros con la audiencia. En su forma y estilo, la película se describe como un puzzle: el autorretrato en forma de entrevista de un escritor y cineasta, un hombre imperfecto que mira su pasado y enfrenta sus errores y arrepentimientos. Este encuentro se traduce como un intento de exorcizar los demonios del envejecimiento a través del arte. Sin embargo, las escenas teorizantes son arduas y los flashbacks solo refuerzan la idea de que el supuestamente simpático Leonard Fife (interpretado por Richard Gere), incluso en su lecho de muerte, no es más que un egocéntrico introspectivo.
Esta historia presenta de entrada un gran reto en cuanto a fotografiar recuerdos reales e inventados. En Cannes tuvimos la oportunidad de reunirnos con Andrew Wonder, que ha estado a cargo de la cinematografía del film.
Le preguntamos acerca de su proceso de trabajo con el director y nos cuenta que Paul Schrader fue su mentor desde hacía años, Andrew comenzó transcribiendo sus guiones a ordenador desde su máquina de escribir. “Después produje y dirigí la segunda unidad en Dog Eat Dog, (DP Alexander Dynan) que estuvo aquí en 2016 en la Quincena de Realizadores. Cuando surgió esta película, Paul se acercó a mí después de ver un film que hice con un amigo y me dijo que tenía un guion para una nueva película. Quería saber cómo lo llevaría a cabo. Así que lo leí y vi que era muy diferente a lo que Paul había hecho antes. Entré en una reunión con él y le hablé sobre las proporciones de aspecto, le describí algunos looks diferentes en cuanto a fotografía. Al final de la reunión, me sugirió que fuera yo el DP de la película y dije: ¿por qué no? Así comenzó esta colaboración.”
Desde entonces Andrew se sumergió en el Arri Rental de NYC, y comenzó a probar su propio set de lentes personales que llama «Wonder Speeds,» un conjunto de Zeiss B Speeds que ha compilado a lo largo de los años de diferentes sets, sin recubrimiento y rehoused por TLS, además de un sinfín de lentes vintage. Desde luego que ha sido un proceso muy experimental, y nos explica con detalle… “Asimismo, hice muchas pruebas de contraste y exposición. Encontré un punto muy interesante en la subexposición de la Arri35, donde las sombras comenzaban a cambiar, pero la imagen no se descomponía. Descubrimos que no podíamos grabar en ProRes con la forma en que estábamos exponiendo la película. Mi colorista Vladimir Kucherov y yo, nos dimos cuenta de que con ARRI Raw podíamos llegar muy lejos. Además, la ARRI Alexa 35 ofrece texturas (que es su versión del grano). Utilicé la textura nostálgica y encontré que al usarla podía realmente forzar mi exposición y, combinando eso con filtros especiales, pude crear una fórmula donde se veían esas partes de las lentes donde las sombras y las luces eran afectadas por la realidad. Creo que, si te quedas atrapado con lo que tienes en la cabeza y olvidas mirar lo que el mundo pone frente a ti, estás perdiendo la belleza. Si intentas emular las grandes películas, Malick, Godard.. ya has fallado porque esas imágenes no vinieron del cerebro, vinieron del mundo. Así que realmente trato de usar el sensor y encontrar esos rincones: estaba realmente feliz de que Paul me dejara llevar eso tan lejos como lo hice.” En cuanto a cómo realizaba esas pruebas en set, nos cuenta que las hizo con el propio Richard Gere: “Mientras realizaban las pruebas de maquillaje, me dediqué a conocer la cámara y su rostro. Quería una película orgánica, que surgiera de la actuación de Richard. Cuando nos conocimos, le expliqué que le proporcionaría luz y sombra en cada cuadro para que él pudiera decidir cómo revelarse.”
Eso se convirtió en una piedra angular de la película, con la proporción de aspecto 3:2 y filmando en open gate. Andrew describe el look como “caoba”: como madera oscura, luz cálida con un contraste al estilo de Gordon Willis, y añade “Quería que el presente fuera un poco más nítido, más claro, más duro, más frío, y pensé que eso añadiría a la sensación de vacío que siente este personaje con su culpa.” Andrew probó cada lente anamórfica que pudo encontrar, pero descartó muchas de ellas porque sentía que veía más la lente que el rostro de la persona. Cuando Paul le pidió a Andrew que filmara esta película, no había trabajado para otra persona en 10 años, solo había rodado cosas personales o algún comercial, y confiesa: “Le pregunté por qué quería que fuera el DP, y me dijo que confiaba en mí. Sentí que esa confianza se mantuvo durante toda la película. No se trataba de vender ideas, sino de encontrar la más fuerte.”
A veces como espectadora, relacionas ciertos looks con significados: por ejemplo, el blanco y negro con los secretos que el protagonista no le cuenta a nadie. Y según va avanzando la película, veo que esto no es así, y me confunde. Al final lo leo como un recurso de despiste, que te hace sentir desorientado, como el propio protagonista ¿es así? “Creo que encontraste mucho significado en eso, y muy similar a mi intención. Lo que me encanta del blanco y negro es que abre todas esas sensaciones de Orson Welles y Antonioni con su enfoque expresionista en la cámara y la iluminación. Y en este caso, como cineasta, sentí que el blanco y negro nos permitía usar estos recuerdos y crear estas mini películas que te sacudían de manera emocional. Tenía un gran interés en usar el blanco y negro como un recurso cinematográfico. (…) Por eso, una de mis sugerencias, y me alegró- que Paul estuviera de acuerdo-, fue en esa escena de la cocina donde Jacob gira la cabeza y mira a la cámara, y luego se vuelve blanco y negro, porque sentí que en ese punto de la película realmente le decía al público que cualquier cosa podía seguir sucediendo visualmente y que lo que es verdad, lo que es belleza y lo que es ficción es flexible.”
La película contiene una infinitud de referencias fotográficas, por ejemplo, en la escena en la que salen en una escuela: desde “Sobre la fotografía” de Susan Sontag a la famosa fotografía ganadora del Pulitzer tomada por Eddie Adams… en cuanto a esta última se abre un debate muy interesante sobre la fotografía, ¿el ejecutado vuelve a vivir si volvemos a ver su último segundo de vida? ¿Vuelve a morir otra vez? Andrew nos explica cómo le ayudaron estas alusiones a entender la intención del director: “Cuando fui a localizar esa clase, me sentí decepcionado, porque no había ventanas, pero luego se me ocurrió el tema de proyectar la imagen con diapositivas, la reproducción de esa imagen ha sido capaz de recorrer el mundo ¿sabes? Es curioso, mi gaffer, John Raugalis, en realidad conoció a Eddie Adams en la universidad. Utilicé la proyección para intensificar esa emoción más allá de lo que los actores podían transmitir con sus palabras. La vida de un cineasta es una vida sometida a un examen continuo. Cuando hablas con Richard, él te dice que cuanso de ve en las películas ve montajes de sí mismo, aunque esté interpretando personajes, se ve a sí mismo envejeciendo. El elenco logró llegar a estos puntos clave, al menos para el público que amamos el cine. Tal vez para el gran público de Hollywood no diga mucho, pero…
Sin duda es una película muy arriesgada en términos de mantener a la audiencia pegada a ella, porque es muy profunda y sutil.”
Paul cree que cuanto más alto pones la red, más le pides a la audiencia que se eleve. Así que quería crear algo que fuera emocional y sincero, pero al mismo tiempo le permitiera mantener la red tan alta. Siempre trato de dejar que las actuaciones sean mi guía, para darle a la escena lo que necesita. Filmamos esta película en tiempo récord, y disfruté la rapidez porque me obligó a estar presente, como un actor, reaccionando a las interpretaciones en todo momento.”
Concluimos esta entrevista con una de las frases más bellas de la película:
⁃Cuando no tienes futuro todo lo que te queda es el pasado. Y si el pasado te lo inventas, te conviertes en tu propio personaje de ficción