Shirley, visiones de una realidad
El largometraje de Gustav Deutsch interpreta trece cuadros del pintor Edward Hopper
Shirley es una mujer atractiva, carismática, comprometida y emancipada que vive una realidad que no acepta. Es el reflejo de una mujer de los años 30 a los años 60. Una mujer a la que le gustaría influir en el curso de la historia con su involucración profesional y socio-política. Una mujer que no acepta la realidad de los años de la Gran Depresión, de la Segunda Guerra Mundial, de la era McCarthy, los conflictos raciales y las campañas pro derechos civiles tal como suceden. Una mujer cuyo trabajo como actriz la ha hecho familiarizarse con la realidad actual. Una actriz que no identifica su futuro con el éxito en solitario sino que pretende dar un potencial social al teatro como parte de un colectivo. Una mujer que no se identifica con el modelo tradicional de esposa, que no se compromete en momentos de crisis profesional y que no tiene miedo de aceptar pequeños empleos para asegurarse la vida. Una mujer que en un momento de crisis personal decide apostar por su pareja y dejar sus intereses profesionales de lado. Una mujer enfurecida a causa de la represión política y que no tiene otra cosa más que deseos de traición.
Shirley, visiones de una realidad, dirigida por Gustav Deutsch y fotografiada por Jerzy Palacz (Alexa, ProRes 444, 1.85:1), se estrena el próximo viernes 8 de Agosto y es la adaptación de trece pinturas de Hopper a la vida de su protagonista.
Edward Hopper es uno de los principales representantes del realismo del siglo XX. A pesar de que durante gran parte de su vida su obra pictórica no recibió grandes reconocimientos, en la actualidad sus obras se han convertido en iconos de la vida y la sociedad moderna. Su carácter taciturno y sus formas austeras tuvieron un fuerte reflejo en su obra que se caracteriza en su conjunto por la simplificada representación de la realidad y por la perfecta captación de la soledad del hombre contemporáneo.
A través de su pintura nos acercamos a la América de la Gran Depresión, que para él simbolizaba la crisis de la vida moderna. El tratamiento cinematográfico de las escenas y el personal empleo de la luz son los principales elementos diferenciadores de su pintura. Edward Hopper estuvo fuertemente influenciado por el cine en gran parte de sus cuadros de la misma manera que ha influenciado a grandes maestros del cine como Alfred Hitchcock, Jim Jarmusch, David Lynch y Wim Wenders en algunas de sus obras, como Psicosis, Flores Rotas, Mulholland Drive o El Final de la Violencia.