Tammy Faye, un toque de Technicolor en una época de hombres con trajes oscuros
‘Los ojos de Tammy Faye’ de Michael Showalter se estrena este viernes 4 de febrero
Biopic del extraordinario ascenso, caída y redención de la telepredicadora evangelista Tammy Faye Bakker. En los años 70 y 80, Tammy Faye y su marido, Jim Bakker, pusieron en pie prácticamente de la nada la red de cadenas religiosas más grande del mundo, así como un parque temático, y gozaron de una inmensa popularidad gracias a sus mensajes de amor, aceptación y prosperidad. Tammy Faye era legendaria por sus pestañas indestructibles, su original forma de cantar y su generosidad a la hora de acoger a personas de todo tipo. Pero no pasó mucho tiempo antes de que las irregularidades financieras, las rivalidades e intrigas y los escándalos derrocaran un imperio construido con gran meticulosidad.
Los ojos de Tammy Faye está protagonizada por Jessica Chastain, Andrew Garfield, Cherry Jones, Gabriel Olds, Fredric Lehne, Mark Wystrach, Sam Jaeger, Chandler Head y Vincent D’Onofrio. La película es una producción de Searchlight Pictures, está dirigida por Michael Showalter (La gran enfermedad del amor, Hola, mi nombre es Doris) con guion de Abe Sylvia. Chastain produce la película junto a Kelly Carmichael a través de su sello Freckle Films con Gigi Pritzker y Rachel Shane de Madison Wells. Fenton Bailey, Randy Barbato y Meredith Milton son los productores ejecutivos, así como Jordana Mollick de Semi-Formal Productions y Adrian Alperovich de Madison Studios.
LA HISTORIA DE TAMMY FAYE EN LA GRAN PANTALLA
Hace más de 30 años, todo el mundo opinaba sobre Tammy Faye Bakker, cuando en realidad nadie conocía a la mujer que se escondía detrás de la figura de la televisión. La productora y actriz Jessica Chastain creció en los años 80 así que supo por primera vez de Jim y Tammy Faye cuando su imperio se desmoronó y se desintegró y, lo hizo en las pantallas de televisión de todo Estados Unidos. El rostro de Tammy Faye era inconfundible por su maquillaje icónico y su personalidad arrolladora y apareció en todos esos tabloides que se venden en las cajas del supermercado. Años más tarde, después de ver el documental homónimo de Fenton Bailey y Randy Barbato, Chastain se sorprendió al comprender que Tammy Faye era mucho más que un simple titular de revista: Bakker tenía una fe y una integridad inquebrantables, y vio cómo la misoginia y la cultura sensacionalista jugaron un papel importante en su humillación pública. Chastain decidió contar en profundidad la historia de una mujer profundamente compasiva que se adelantó a su tiempo.
EL LOOK Y EL TONO DE LOS OJOS DE TAMMY FAYE
Michael Gioulakis, director de fotografía de la película, ha trabajado anteriormente en proyectos para M. Night Shyamalan Glass (Cristal, Múltiple) o para Jordan Peele (Nosotros). Además rodó Lo que esconde Silver Lake, dirigida por David Robert Mitchell, con quien también realizó It Follows. Por esta película fue nominado a un premio Film Independent Spirit. Actualmente está trabajando en la segunda temporada de Servant de Shyamalan para Apple +.
Para contar la historia de Tammy Faye son fundamentales sus vibrantes referentes visuales. Tammy Faye fue un toque de Technicolor en una era repleta de hombres severos y fundamentalistas con trajes oscuros. No se parecía a ningún otro telepredicador de la época, y sus extravagantes pelucas y su espectacular maquillaje se convirtieron en una tarjeta de presentación tanto como su compasión y su compromiso de amar y aceptar a los demás. Showalter sabía que este lenguaje visual también debía aplicarse a la rica vida interior de Tammy Faye, que comenzó con su aceptación del Espíritu Santo en la iglesia pentecostal de su juventud y culminó en su madurez con su adicción al Ativan y al alcohol. El estado emocional de Tammy pasó del amor incondicional a la desesperación profunda, del éxtasis religioso a las alucinaciones inducidas por las drogas, y el director de fotografía Michael Gioulakis creó un lenguaje visual para explorar cada movimiento de ese péndulo.
Behind The Scenes
Para recrear fielmente escenas del programa de Tammy Faye y Jim o su entrevista con Ted Koppel, Gioulakis elaboró un metauniverso con cámaras que fluían sin problemas de uno a otro. Aunque los programas o los eventos televisivos icónicos se recrearon toma por toma, querían lograr el punto de vista de alguien que mira a escondidas el mundo de Bakker, sin limitarse a recrear lo que los espectadores de televisión vieron en su momento. Gioulakis trabajó en estrecha colaboración con Showalter para encontrar las imágenes utilizando un gigantesco archivo de imágenes existentes, ya que gran parte de la vida de los Bakker discurrió delante de las cámaras. El documental de los directores Fenton Bailey y Randy Barbato fue otro de los recursos y Showalter pudo completar los espacios en blanco para formar una narrativa más completa y en capas.
Showalter señala: “En la película hay muchas cosas que vienen directamente del programa real de los Bakker. De hecho, recreamos la última emisión en la que se despiden de su audiencia. Y lo hacemos de dos formas distintas. Se trata de una recreación muy fiel; Jessica y Andrew tienen mucho que ver con el éxito de esas escenas delante de la cámara, ya que recrean perfectamente sus gestos y cada pequeño tic. Pero también tenemos nuestras propias cámaras que crean una perspectiva diferente, mostrando lo que estaba sucediendo justo antes de salir en pantalla y justo después de lo que sucedió”.
Gioulakis trabajó con dos tipos diferentes de cámaras: cámaras y lentes de televisión vintage que capturan el look y el ambiente de esa época, y cámaras Alexa LF que crean una perspectiva más omnisciente que representa el mundo de los Bakker fuera de cámara. También se utilizaron cámaras de mano para mejorar la relación de Tammy Faye con su entorno mientras se desmoronaba y sucumbía al trauma emocional y a la adicción.
“Cuando estábamos rodando el programa de televisión, teníamos funcionando al menos dos de nuestras cámaras de televisión antiguas y dos de nuestras cámaras de cine actuales. Así que en muchas de las imágenes de PTL (Praise The Lord) hay cuatro cámaras grabando a la vez para imitar un programa de televisión. Filmamos el espíritu de esas entrevistas y espero que hayamos sabido captar lo que sentía el público que veía el programa y lo que experimentaban los Bakker», explica Gioulakis.
Gioulakis colaboró estrechamente con la diseñadora de producción Laura Fox y el diseñador de vestuario Mitchell Travers para definir el tono de la película y para crear una paleta cohesiva que evoluciona con Tammy Faye a medida que van pasando las décadas en la pantalla.
«La paleta arranca en sus primeros años en Minnesota, desde la infancia de Tammy Faye hasta el comienzo de su relación con Jim», dice Gioulakis. «El look es apagado, así que hicimos hincapié en los tonos tierra. A medida que los Bakker comienzan su aventura hasta llegar a los años de la Christian Broadcast Network (CBN) y de PTL, hicimos hincapié en rojos y azules profundamente saturados. Los azules eran un color que utilizaban mucho en PTL y la paleta se utiliza extensamente”.
CONSTRUYENDO SU MUNDO
La diseñadora de producción Laura Fox también se basó en gran medida en la documentación para diseñar sets de todas las épocas de la película que abarcan los años 60 y 90. Fox revisó las imágenes existentes, leyó entrevistas y visitó lo que quedaba del imperio de los Bakker. Investigó la infancia de Tammy Faye en Minnesota, el Bible College y las carpas de avivamiento de los 60 (carpas erigidas para una reunión comunitaria en la que las personas se reúnen para escuchar a un predicador con la esperanza de curación, paz, perdón, etc.), las marionetas de Tammy Faye en la cadena Christian Broadcast Network (CBN) en los 70, y los sets de Praise the Lord (PTL) de los 80 y los 90. Utilizando localizaciones reales siempre que fue posible, Fox diseñó nuevos sets para llenar los vacíos. El productor Carmichael lo explica: “Ha creado cinco décadas que te llevan literalmente al pasado. Sales al escenario de PTL, y de hecho estás allí, y lo mismo sucede con todos los sets que ha diseñado”.
Fox sabía que a Jim le preocupaba muchísimo cómo otras personas percibían las cosas.
«Un comentario revelador para mí», dice Fox, «fue después de que Tammy Faye dejara a Jim y alguien le preguntara sobre su casa. Ella dijo que era genial, que era como un plató de televisión. De hecho, tenía muñecas de tamaño natural sentadas en la mesa de su cocina. Eso me dio una idea muy exacta del aspecto que tenían sus casas. Las imaginé como una especie de set súper extravagante de Se ha escrito un crimen, porque era la misma época”.
Uno de los mayores retos de Fox fue encontrar formas de acentuar el lujo y la excentricidad del entorno de los Baker. Mantuvo las paletas de fondo bastante reducidas y neutras para que Tammy Faye y Jim destacaran, con algunas excepciones notables. También cubrió su extravagante casa con discos enmarcados de Tammy Faye y con enormes fotos enmarcadas de Jessica Chastain como Tammy Faye a lo largo de los años.
“Cuando fuimos a la localización real para estudiarla, descubrimos que su vestidor estaba hecho de espejos desde el suelo al techo… Las cuatro paredes eran espejos, espejos y más espejos… Y en el set había espejos por todas partes porque ambos eran muy vanidosos”.
UN ICONO ADELANTADO A SU TIEMPO
En un mundo donde los hombres poderosos, religiosos o no, escapan del escándalo con pocas o ninguna consecuencia, Tammy Faye es un caso aparte. A diferencia de Jim, ella nunca se apartó de su fe ni cambió su versión amable y cariñosa de Dios por una versión de fuego y azufre. Su corazón siempre estuvo abierto a las experiencias de los demás y fue amada a pesar de sus transgresiones y fue más allá de su estrellato como telepredicadora y protagonista de los tabloides. El productor Shane afirma: “Quería llegar a toda costa a los corazones de los seres humanos que vivían en un mundo moderno; quería saber lo que la sociedad moderna necesitaba de sus pastores. Si miramos hacia atrás, vemos que sus programas de televisión eran increíblemente audaces. Detrás de toda la ropa y el maquillaje había una humanidad auténtica”.
Cuando el matrimonio de los Bakker finalmente se vino abajo en los años 80, Tammy Faye se descontrolaba ante los ojos del público mientras Jim malversaba fondos y tenía aventuras. Sus escándalos sexuales y sus irregularidades financieras fueron la ruina del matrimonio y, expuestos a los focos de los medios, la pareja que formaban los Bakker se convirtió en objeto de mofa. Aunque Jim acabó en la cárcel, Tammy Faye soportó la peor parte de la humillación, y Jerry Falwell, en quien Jim había confiado, se hizo con el control de todo y despidió a los Baker de su propia cadena de televisión.
Tammy Faye también pasó más de una década luchando contra el cáncer hasta que la enfermedad se la llevó en 2007. Antes de morir, dejó que Fenton Bailey y Randy Barbato, los realizadores del documental, accedieran a su vida para filmar su verdad. Los realizadores capturaron a la verdadera Tammy Faye. Le dieron una oportunidad única de contar su propia historia y recuperar su buen nombre. Bailey y Barbato afirman: “Nos gusten o no, Jim y Tammy Faye fueron auténticos pioneros de la televisión. Construyeron no una, sino tres cadenas de televisión. Tenían un estilo de comunicarse muy personal metiéndose en las casas de los espectadores y compartiendo sus vidas. Han dejado su sello en todo, desde los programas matinales hasta los de entrevistas y los reality. Nos pareció que era muy importante contar esa historia. Sin Jim y Tammy Faye no tendríamos a las Kardashian, Oprah o el programa Good Morning America”. Chastain espera que su legado continúe con Los ojos de Tammy Faye: “Tammy Faye Bakker inspiraba amor en los demás. Creía que todos queremos debíamos tener voz, ser amados y aceptados sin que se nos juzgara. Espero que todos puedan aprender a amar a los demás como ella lo hizo, y esperamos que esta película inspire a su público de la misma manera que ella inspiró al suyo”.